"El uso prudente de los antibióticos es una estrategia efectiva para la reducción del desarrollo de las resistencias y su diseminación. El uso prudente significa que sólo deben usarse los antibióticos cuando verdaderamente se necesitan. Siempre bajo prescripción médica, con la dosis correcta e intervalos de dosificación y duración del tratamiento adecuados", ha explicado el miembro del Centro Nacional de Microbiología, José Campos Marqués.
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