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Calle La Salvación

Después de charlar, e intercambiar opiniones, con Bianca y Merey, Fernando se despidió al fin de ellos, no sin antes haberles deseado una buena, exitosa y feliz marcha a Bruselas, salió de casa de Bianca y bajó, de nuevo, a la Calle La Salvación. No hubo caminado ni cinco pasos cuando, de frente, observó a un grupo de personas que se acercaban: algunos le eran familiares. A pocos metros ya de él, distinguió a su amigo Alfonso, a Nicolás, a Montosa y a dos chicas más que no conocía. El primero en saludar fue, como no, Alfonso, que vestido a la m

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