Maria Gilabert vivió toda la vida con su hermana Justina, que padecía Alzheimer, en la misma casa hasta que esta última murió. La sorpresa llegó cuando leyeron el testamento y la casa estaba a nombre de un cura que la habría engañado para que le dejara el piso en herencia. María asegura estar muy dolida, ya que ambas habían ayudado a este cura siempre que lo había necesitado. Ahora él le pide 50.000 euros para recuperar el piso.
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