A cualquier hora del día los choferes que circulan por la Calle Ocho disminuyen la velocidad para echar un vistazo a un camión verde fosforescente, un Chevrolet de 1951 estacionado desde hace varias semanas en la esquina de un conocido distribuidor de automóviles. La mayoría de los vecinos del establecimiento comercial, en la esquina de la Calle Ocho y la Avenida 42 del suroeste de Miami, saben que no es un camión cualquiera y que tampoco está a la venta.