Nadie se explica cómo ha podido suceder, pero la realidad es que el servicio de Sanidad de la Junta de Castilla y León se ha visto obligado a decomisar una partida de cuatro toneladas de carne que ha llegado a León caducada, en mal estado y sin la trazabilidad -"o lo que es lo mismo sin que se sepa la procedencia, el matadero, el despiece y la comercialización posterior-" necesaria para que pueda pasar a la cadena alimenticia.