Los que acostumbran a viajar sentados en coches, trenes o aviones sí que apreciarán las virtudes de esta capucha inflable, obra de la artista Rachel Ritchie. Cuando el sopor te venza, sólo hay que hincharla con el tubito que lleva incorporada, apoyar cómodamente la cabeza y, a soñar con los angelitos.
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