El análisis de un hueso de un niño devorado por caníbales en Atapuerca desvela un rostro muy similar al de los humanos actuales. El hueso, un maxilar, perteneció a un chaval que vivió hace unos 900.000 años en la zona. Según el equipo de Atapuerca, el chico, de unos 11 años, fue asesinado durante un ataque de una tribu rival. Su cara era “suficientemente moderna como para pasar prácticamente desapercibida en un tren lleno de gente”
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