Pero si lo pensamos, aunque solo sea un minuto, nos damos cuenta de que lo único que las empresas que forman el complejo industrial penitenciario no están haciendo desde luego es competir en un libre mercado. En lugar de eso, viven de los contratos públicos. No existe ningún mercado libre aquí, y no existe, por tanto, ninguna razón para esperar alguna mejora mágica en la eficiencia... Si los operadores de prisiones privados logran ahorrar dinero, es mediante “reducciones de personal, prestaciones y otros costes relacionados con el trabajo”.
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