Me apena que en un país donde es tan notoria la forma en que se aferran los políticos a su cargo contra viento y marea, donde existe una permisividad incomprensible por parte de la ciudadanía hacia las conductas corruptas, el robo a las arcas públicas no se percibe como lo que es, un robo al ciudadano y nos guiamos por excusas morales y simpatías inamovibles, sea una cosa tan natural como
una masturbación la que desencadena una dimisión fulminante. Relacionado con
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