"Recientemente, una enfermera me arrancó brutalmente el tubo de alimentación forzada, lo tiró sobre mi hombro y se fue, dejándome atado en la silla. Después, la enfermera volvió a la celda, cogió el tubo de mi hombro y empezó a metérmelo en la nariz. Le pedí que lo limpiara y purificara, pero se negó. Cuando intenté quejarme de esto a una compañera suya, la enfermera me amenazó con meterme el tubo en el culo si no suspendía mi huelga de hambre."
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