Las críticas a la influencia del inglés en el castellano suelen centrarse en el léxico, ya que es más evidente. Pero más perturbadores son los relacionados con estructuras y hábitos lingüísticos, porque estas modificaciones operan imperceptiblemente. Por ejemplo, la tipología del castellano impone que el rechazo a algo se exprese detrás del nombre de lo rechazado, y así se decía "OTAN, no". Ahora, por influencia del inglés, se oye más una expresión como "No a la guerra". Muchos ejemplos más (como el ubicuo "solía") en
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