Año 1167. La imponente ciudad de Carcasona se convierte en capital de un enigmático pueblo que está destinado a provocar toda una revolución religiosa en la europa medieval. Durante siglos, aquellos a los que la historia conoció como “hombres buenos” caminaron por tierras occitanas llevando consigo su forma de vida, basada en un profundo cristianismo, una vida de pobreza, de retiro espiritual y de no violencia.
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