Venimos de un año hidrológico, 2020-21, con precipitaciones por debajo de la media y ausencia prácticamente total de nieve en las cumbres, que ya tenía mermados tanto el nivel de los acuíferos como el de las aguas superficiales acumuladas en los pantanos. El pasado otoño ha sido uno de los más cálidos y secos desde que se tienen registros y ahora, en el mes largo que llevamos de invierno, no ha caído ni una sola gota de agua en la región y seguimos sin nieve por segundo año consecutivo.
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