"Las personas que llevan un modo de vida del que no parece fácil apartarlos, prostitutas, homosexuales... se les debe disuadir de su comportamiento, si no se puede disuadir, el uso del preservativo no añade ninguna malicia moral y se les puede instruir sobre la disminución del riesgo que ofrece el preservativo correctamente utilizado. Los canales de comunicación, exclusivamente la conversación personal, deben quedar reservados sólo a este tipo de personas y nunca deben ser lanzados a la población general, sería contraproducente".
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