El resurgimiento global de las chinches a lo largo de las pasadas dos décadas podría explicarse por el hecho, constatado mediante análisis recientes, de que estos insectos han aumentado el grosor de su "piel" (cutícula), lo cual les permite sobrevivir a la exposición a insecticidas de uso común. Esta es la llamativa conclusión a la que ha llegado el equipo de David Lilly, de la Universidad de Sídney en Australia. El conocimiento público de su presencia provoca además un fuerte descenso de visitantes en áreas turísticas afectadas.
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