El ciberconsejero sexual que el Ministerio de Sanidad ha colado en los ordenadores de los púberes españoles –de espaldas a sus padres– falla más que una escopeta de feria, lo que no deja de ser preocupante dado lo delicado del asunto. Pensado como un asistente virtual que pueda orientar a las jóvenes en sus dudas sobre sexualidad, a la hora de la verdad Robin ofrece una poco variada gama de confusas respuestas.Relacionada:
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