Los 1.400 trabajadores de la OEK -que cobran un máximo de 1.500 euros, incluidos los ingenieros-irán a la calle en breve. Entre ellos, el matrimonio Lambrusi, que se quedará sin trabajo, sin salario, sin sustento y sin posibilidad de que su hijo siga recibiendo tratamiento. La mujer aseguraba haber pedido empleo en el Ministerio de Trabajo pero, dados los recortes también en esa institución, se lo denegaron. De ahí que tomasen una decisión desesperada: el suicidio como denuncia. La tasa de suicidios se ha incrementado en un 40% con la crisis.
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