Precursoras de las misiones Apolo, las sondas de las misiones de 1966-7 leían las imágenes que tomaban sus grandes telescopios y los enviaban a un centro de datos de la NASA en la Tierra. Desafortunadamente, el centro de datos empleaba un inusual lector de cintas militar con un formato que desaparecería pronto, dejando las cintas inaccesibles. La archivista de la NASA Nancy Evans las salvaría de la destrucción década y media después. Relacionadas:
menea.me/duyd &
menea.me/bcbl &
menea.me/dhka