Resulta sorprendente que, después de cuatro largos años de crisis, todavía haya trileros de feria empecinados en contar la historia al revés. Se diría que todo se reduce a una horda de políticos mediocres y corruptos que ha aprovechado la fiesta del dinero barato para servirse de las instituciones públicas en beneficio propio, causando a su paso dolor y devastación a empresas y hogares que, en el imaginario colectivo, no han tenido ninguna responsabilidad en este desaguisado.
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