Me apostaría cien dragones de oro a que George R. R. Martin es un fanático de la comida. No lo digo porque el autor de Juego de tronos esté bastante gordezuelo, sino por las lujuriosas descripciones de los banquetes en su serie de novelas. Martin no pierde ocasión de darnos hambre en cada capítulo. En cuanto los personajes se juntan para zampar, cosa bastante frecuente, desfilan por nuestras mentes uros asados con puerros, empanadas de venado con zanahoria, panceta y setas, chuletas de cordero en salsa de clavo y miel, cisnes de crema y.....
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