Wang Diange, habitante de la provincia china de Mongolia Interior, fue encontrado muerto en su casa tras una tormenta. En su momento, se supuso que había muerto por un rayo, pero al incinerar su cadáver, éste explotó violentamente, llegando a descerrajar las puertas del horno crematorio. Por ello se pudo averiguar que la verdadera causa de su muerte había sido la caída de un cohete meteorológico empleado para provocar lluvia. Hoy, tres años después del suceso, su familia ha recibido 80.000 yuanes (unos 8.000 euros) a modo de compensación.
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