Con más de 3.000 metros cuadrados está poblada por libros desde el suelo hasta el techo, a los cuales se accede por las escaleras laberínticas que la han hecho famosa. Como si de un cuadro de Escher se tratara, el juego visual que se crea entre la multitud de ejemplares y los espejos del techo da lugar a delirantes composiciones, una sensación que mantiene su magia en la colorida área para niños.
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