La inmigración y la globalización son frecuentemente descritas como una amenaza, pero la verdad es más compleja. Un reciente estudio (
papers.nber.org/papers/w16439 ) muestra que la disponibilidad de mano de obra inmigrante evita la deslocalización y permite retener la actividad económica en EEUU, así como los empleos asociados. Los autores no hallan un efecto estadísticamente significativo del offshoring sobre el empleo, pero sí encuentran un efecto netamente positivo de la inmigración sobre el empleo 'nativo' y la productividad.