Después de confesarnos, muchas veces nos sucede que no nos sentimos seguros si hemos hecho una buena confesión, como también nos ocurre que cuando estamos frente al sacerdote nos cohibimos o nos contenemos de decir todas nuestras faltas. Más de alguna vez, pensamos que ciertas cosas no son faltas y no las decimos o nos justificamos. ¿Entonces qué hacer?
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