Cuando el presidente ruso Vladimir Putin envió tropas al territorio ucraniano el 24 de febrero, con la misión declarada de “desmilitarizar y desnazificar” al país, los medios estadounidenses se embarcaron en una misión propia: negar el poder de los paramilitares neonazis sobre la esfera política y militar ucraniana. Mientras que los medios occidentales emplean la herencia judía de Volodymyr Zelensky para refutar las acusaciones de la influencia nazi en Ucrania, el presidente ha cedido a las fuerzas neonazis y ahora depende de ellas en el frente
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