En la antigua Atenas había entre 1,43 y 1,74 hombres por cada mujer debido al feminicidio rampante. Por contraste, en Esparta los hombres eran apartados desde muy jóvenes para entrenarles como soldados. Dada la escasez de varones las niñas eran educadas como hombres, mientras las atenienses permanecían en sus casas, analfabetas, esperando casarse. Como resultado en el siglo IV de nuestra era, las mujeres espartanas controlaran el 40% de la tierra, mientras las atenienses no poseían ni un triste terruño.