La situación podría ser extrañamente parecida a la actual: un montón de abuelitos del 2050 sentados en una residencia, cada uno con su gadget de conexión, quejándose de que sus hijos y nietos no se conectan lo suficiente a la red para compartir con ellos sus experiencias, dándoles toques en el Facebook2100.social, o quejosos de que no reciben vídeos en 3-D.
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