Esta es una de esas historias sobre las malas prácticas de ciertas compañías que todos conocemos y que, por su originalidad, he querido comentar en el blog. No se trata de un caso más de facturas fantasmas o altas involuntarias, ya que no merecería la pena escribir una entrada porque a través de una simple búsqueda en Google podemos encontrarnos con cientos de casos.
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