Pregunté un día a un concejal que por qué seguíamos teniendo en nuestras calles nombres de asesinos y me respondió que hay que tener mucho cuidado con los cambios de nombre porque puedes herir susceptibilidades y te pueden quitar votos. Me consta, porque así me lo han hecho saber, que muchos dirigentes políticos consideran estéril el debate teórico [..] Por eso me alegro cuando veo la noticia de que un grupo de ciudadanos ha tenido los cojones de salir a cambiar, por su cuenta, los nombres de las calles. ¡Olé por ellos!
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