Juan Guerrero se encontró de camino a la redacción con un dispositivo policial, así que sacó su cámara y tomó algunas fotos. El jefe del dispositivo se percata y le exige que se identifique. Guerrero no puede probar en ese momento que es periodista, por lo que el policía le arranca la cámara y le extrae el carrete, estropeando todas las tomas (incluidas las de otros trabajos). La noticia tiene ya mes y pico pero la meneo porque me parece un abuso extendido el de requisar cámaras y móviles cuando se fotografía una actuación pública.
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