La percepción de los ciudadanos es que el soborno es más común que en la peor época de Sadam Hussein. Mientras la violencia sigue perdiendo terreno en Irak, la gran preocupación de muchos iraquíes se ha trasladado de la seguridad a la corrupción. “La corrupción es muy alta en el gobierno. Les tengo que dar dinero para que hagan cosas. Quién oye nuestras quejas”, pregunta Hamra Imbara, residente de Chubiernot, un pueblo en las afueras de esta ciudad, en la provincia de Diyala, al norte del país.
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