Frente a "la letra con sangre entra", y a los profesores que piden más disciplina y más mano dura, existe una alternativa, eso sí, requiere que los docentes sepan que no solo tienen que conocer en profundidad la materia que imparten, también hay que entender los sentimientos de los alumnos y educar esos sentimientos. La educación emocional se abre paso con más fuerza, y ya se cuentan por miles los profesores que asisten a los cursos y aplican lo que han aprendido con sus alumnos.
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