Desde que tenía 14 años, Fuen dedica los veranos a aprender inglés. Estudia entre 8 y 10 horas al día de lunes a domingo: tres horas con una profesora china y otras dos conversando con un tutor nativo.“Llevo cuatro años así y las vacaciones para mí son un aburrimiento. Estoy muy, muy cansado”, comenta este muchacho, visiblemente estresado ante el inminente examen de acceso a la Universidad. Su familia le exige redoblar sus esfuerzos, a pesar de que su inglés es fluido y su gramática perfecta
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