La persona que ocupe la jefatura del Estado debería ser elegida o elegido por sufragio universal e igual y por voto secreto. Creo que debería tratarse de una persona honorable, sobre la que hubiera plena transparencia y libertad de prensa, debería ser revocable y estar sometida al imperio de la Ley, incluyendo la sujección a responsabilidad penal, con un escrupuloso respeto a los Derechos Humanos, un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes.
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