No descubro nada a nadie: cerrando doscientas webs no se acabarán los problemas, ¡como si después de Napster no hubieran llegado Audiogalaxy, Kazaa, Emule, Megavideo, etc.! Pero, ¿y si en realidad el objetivo no fuese solucionar nada, sino simplemente contener todavía un poco más el derrumbe definitivo de lo que hay? En ese caso, la Ley Biden-Sinde cumple muy bien su propósito, porque mantiene la ilusión de que se está combatiendo al enemigo, cuando en realidad la piratería no es el enemigo, sino sólo el síntoma de que hay todo un modelo...
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