La exposición natural del gozo ajeno y compartido en esta ciudad viene de lejos. Se vive de tal modo que hasta el filósofo francés Voltaire le dedicó hace casi tres siglos la frase: “En Berlín uno no solo disfruta de libertad de pensamiento sino también del pene”. Lo dijo tras una prolongada estancia como invitado a la corte del mítico Federico el Grande; el excelente monarca prusiano recordado no solo por sus éxitos militares, sino también por su refinado gusto por las letras, las artes, y quizás la libertad sexual. Por entonces Berlín era...
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