Así es. La dopamina vive del futuro. En cuanto logramos algo y llega al presente, se apaga. Nos hace comprar prometiendo felicidad. Pero una vez comprado se desconecta. Y la felicidad no llega. (...) Proporciona el placer de la anticipación, no el de la satisfacción. Nunca tiene bastante. Es motor, no meta. Cualquier cosa que nos satisfaga no es dopamina. (...) Tiene que ver más con imaginar que con conseguir (...) Sí. Y esperar siempre que el futuro sea mejor que el presente es insano.
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