(C&P) Es un país aislado del resto del planeta desde hace más de 50 años, está dentro del eje del mal de Bush y nadie, por la constante amenaza de sus armas nucleares, se atreve a meterse con él. Aun así, un colombiano se animó a ir de vacaciones a Corea del Norte, a un país que invita a todo menos al turismo, para vivir en carne propia la opresión que padecen 26 millones de personas.
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