Cuando estudiaba la carrera de Historia del Arte las asignaturas de arte contemporáneo tardaban en aterrizar, primero había que memorizar la lista de papas que hacían cortapega en Roma y la evolución del kurós griego, pero al final llegaban. Un día entró por la puerta un tipo joven sin pinta de catedrático, no se parecía a los tertulianos de la tele, y se presentó, era el profesor. Nos dio unos cuantos consejos, marcó fechas de exámenes y al final nos pidió que respondiésemos en una hoja a una pregunta que resultó tan previsible como jodida...
|
etiquetas: arte , contemporáneo