Llevamos tanto tiempo leyendo contratos indescifrables que hemos llegado a creer que es «lo normal». Lo que esperamos es ¡no entender ni mu! Es algo antiguo. Tanto como las quejas: ¡Por Dios, qué maraña de palabras! En el siglo XIX, el Conde de Romanones, en su sillón de alcalde de Madrid, pedía a sus consejeros que se dejaran de informes tediosos y le contaran las cosas de viva voz. ¡Al grano! ¡En lenguaje de la calle!
|
etiquetas: derecho a entender , carta , ayuntamiento , ciudadanos , contratos