Un país cuyo Parlamento es capaz de votar, en la misma sesión, a favor de convertir la tortura de los animales en un bien público, y a la vez rechazar la dación en pago, que paraliza la ignominia de dejar a gente pobre sin un techo y con deuda, es un país atrasado, enfermo. Y luego preguntan por qué queremos huir de aquí los catalanes. Al contrario, conozco españoles que están pidiendo un hueco en el tren catalán
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