Friedhelm Adolfs, un inquilino que vive en el mismo piso desde hace cuarenta años, deberá abandonar la vivienda porque un juzgado de Düsseldorf ha admitido las razones de su casero para rescindir el contrato de alquiler: fuma demasiado y el olor molesta a los vecinos. La sentencia no es firme y Adolfs, de 75 años, ya ha anunciado que seguirá defendiendo su derecho a fumar y a mantener su casa, pero ha perdido la primera batalla judicial a pesar de haber conseguido en los últimos meses el respaldo de asociaciones de fumadores y restaurantes.
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