La organización importaba vehículos de alta gama desde Alemania, en aparente buen estado de conservación, pero con muchos kilómetros. Una vez en nuestro país, matriculaban los vehículos adquiriendo un valor superior al de origen, que sería el tomado como referencia para fijar la indemnización en caso de siniestro, por parte de las compañías de seguros. Tras matricular, transferir y asegurar los vehículos, los ponían a nombre de otras personas que actuaban como “testaferros”, utilizando para ello facturas o contratos de compraventa falsos....
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