A veces, los resultados de los experimentos científicos son demasiado raros para creerlos. En 2005, Jennifer Pluznick hipotetizó que un gen conocido por jugar un rol en una forma común de una enfermedad del riñón, actuaba como de interruptor maestro de otros genes. Los test en el laboratorio corroboraban su teoría. Eso sí, cuando miró sobre qué genes actuaba, tuvo que comprobarlo dos veces. Entre ellos había varios genes codificantes de receptores olfativos, los sensores químicos que nos permiten identificar olores.
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