Las criaturas acogidas en el Hogar Madre Encarnación de Lugo se pasaban el día “berreando”, “golpeando la cuna como fieras enjauladas” y “llorando como locos”. También enfermaban con frecuencia y fueron tratados incluso con ansiolíticos y somníferos. Así consta en los diarios confiscados a las Terciarias Franciscanas del Rebaño de María
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