Un hombre ha perdido su trabajo, su situación económica es insostenible y pronto no podrá dar de comer a su familia. Ha encontrado una solución. Rociará a su hijo de ocho años con gasolina y le prenderá fuego. Casos como éste, se han ido sucediendo en algunas de las zonas más empobrecidas de África. La supersticiosa ignorancia de muchos de sus habitantes está siendo explotada por fanáticos religiosos, peligrosos políticos, etc. con el fin de enriquecerse y mantener bajo control a unas asustadas y empobrecidas poblaciones en Uganda, Kenia...
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