El otro día me quedé bloqueada cuando sorprendí a mi “pequeño” viendo una escena porno. No me considero una mojigata, pero me impactó tanto este acontecimiento que no supe qué decir. Cerré la puerta de la habitación y salí de allí como si hubiera visto al diablo de repente. Luego recapacité y pensé que debía hablar con él, porque el sexo es algo natural, una parte más de las relaciones humanas con la que nunca sabemos muy bien que hacer, unas veces ninguneando su existencia y otras dándole más importancia de la que realmente tiene.
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