Acusados de ser 'demasiado' tolerantes en sus prédicas, ambos se ganan las amenazas de muerte de los extremistas y son incluidos en un programa de protección de testigos del Gobierno que les obliga a cambiar los hábitos literalmente para proteger sus vidas. Los dos terminarán viviendo en el mismo edificio y desarrollando una profunda amistad —que terminará en una relación familiar cuando sus hijos se enamoran— y desafiando los prejuicios sociales y religiosos de su país
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