Hay algo inherentemente improbable en la idea de un semi-gran compositor olvidado llamado Popov. Su mismo nombre puede marear a algunos universitarios americanos, recordándoles el Vodka Popov, ese suero restregador de estómagos envasado en botellas de plástico. Pero Gavriil Popov, contemporáneo de Shostakovich (nacido en 1904, fallecido en 1972), era bueno de verdad, un gran talento derribado por las furias de su tiempo.
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