En plena época de presentación de tesis, conviene recordar un cómic francés que hablaba sobre el proceso de realizar un doctorado. La autora hizo su tesis y tuvo un trabajo en la secretaría de la Sorbona, por lo que pudo conocer los problemas de los alumnos y el carácter despótico y corrupto de los mandamases del mundo académico. Reunió lo que veía en dibujos en un blog y de ahí surgió, finalmente, una novela gráfica. Al menos ella pudo decir que el doctorado le sirvió para algo.
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